Cuando vamos a armar la mochila para la montaña debemos tener en cuenta una serie de factores. Aunque algunos son bastante obvios, no está de más recordarlos para que, a la hora de hacer la excursión, la carga nos resulte lo menos pesada posible y nos permita realizar movimientos con soltura. Aquí van algunos consejos:
- Elegir la mochila adecuada: depende del uso que le vayas a dar. La capacidad de la mochila viene expresada en litros. Se pueden clasificar en pequeñas (entre 10-30 l., ideales para excursiones de un día), medianas (35-55 l.) y grandes (60-100 l., para un mayor rendimiento). Los bolsillos laterales pueden ser muy prácticos a la hora de organizar el equipo, ya que permiten acceder a productos que utilizas con frecuencia con mayor facilidad. Cuando los bolsillos extra son grandes, se suele expresar en las características de la mochila, ya que le dan un volumen adicional (p.e. 60+10). También deberás tener en cuenta el equipo que vas a llevar. Por ejemplo, si vas a utilizar piolets o esquís, existen mochilas que disponen de sistemas para llevarlos de forma segura y cómoda. En cuanto al tejido, sobre todo debes elegir un diseño que sea transpirable en el respaldo (malla o espuma perforada).
- Organización: se deben colocar al fondo aquellos objetos que menos vamos a utilizar, para no tener que desarmarla continuamente cuando vayamos a necesitar algo. El equipo que sea más imprescindible durante el camino deberá estar en el bolsillo central o en los bolsillos laterales. No conviene llevar objetos colgando porque pueden perderse y además favorecen el desequilibrio del peso.
- Distribución de la carga:Los objetos más pesados deben estar centrados en un eje central, rodeados por objetos más ligeros para equilibrar bien el peso.Para terreno fácil conviene llevar el centro de gravedad de la mochila arriba del todo y por lo tanto, la parte más pesada de la carga situada cerca de los hombros. Para terrenos más difíciles conviene llevar la parte más pesada de la carga en el centro, situada cerca de la espalda. Esta distribución favorece la estabilidad.
- Ajustar la mochila a nuestro cuerpo: las hombreras y las correas deben ajustarse lo mejor posible. Si regulamos bien el cinturón lumbar de la mochila, podremos liberar a los hombros y a la columna de la mayor parte del peso. También deberemos regular las correas del pecho en altura y las hombreras. Éstas no deben apretar demasiado.
- Sistemas de reparto de cargas y respaldos: Las marcas punteras en mochilas de trekking, escalada y alpinismo ofrecen distintos sistemas que facilitan la distribución de cargas. Por ejemplo, Berghaus incluye en su diseño puntos de fijación en la parte delantera, y muchos sistemas de ajuste y regulación en cinchas y correas. Además en las mochilas medianas tiene la tecnología Freeflow V, que reduce el área de contacto mínima, creando un espacio entre la espalda y el respaldo y mejorando la transpiración en los puntos de contacto. En las mochilas grandes dispone del sistema Bioflex o Biofit. Otra marca que dispone de buenos diseños para la carga es Osprey, como la tecnología Airscape, de respaldo flexible y ventilado.
- Accesorios: existen accesorios que pueden ser muy prácticos, pero tampoco conviene que te cargues de cosas que luego no vayas a utilizar. La mayoría de las mochilas de marcas especializadas son compatibles con sistemas de hidratación, por ejemplo. Algunas disponen de depósitos extra, portapiolets, portaesquís, etc.
¡Esperamos que estos consejos te hayan servido de utilidad! Lo importante es que lleves una mochila adecuada a la actividad que vayas a realizar y con un reparto del peso acorde a tus medidas, carga y a la movilidad que necesites.
